Inter-conectados

Resulta factible que las personas nieguen (incluyéndome a mí) permanecer  obsesivamente colgados el 65% del día de dicho dispositivo denominado también “Crackberry”. Pero para ser más precisos, ¿te has preguntado qué es lo que te mantiene allí? O, ¿Qué es lo que te tienta a querer revisarlo constantemente?


En realidad, es simple: el internet. Si este dichoso aparato no contara con internet, serías incapaz de, en primer lugar, acceder a las redes sociales y seguidamente, a distintas páginas webs de manera rápida e instantánea. Entonces, el celular sería utilizado únicamente para llamadas, mensajes de texto y bueno, tomarte una que otro foto en baja calidad si lo deseas.  


Es cierto pues, que sin la internet no tendríamos el sentido de urgencia y la percepción de inmediatez del cambio que experimentamos en la actualidad. Tampoco habría, repartidas por el mundo, la cantidad de ideas sobre qué hacer o cómo aprovechar las oportunidades que la nueva realidad tecnológica nos ofrece. Sin embargo, como ya ha sido mencionado en Móvil-dependientes, esto tiende a excluirte con facilidad de la realidad concreta para introducirte en una virtual creada por uno mismo.


De este modo, es necesario saber que existe una diferencia entre el acceso a las tecnologías y el acceso a la información mediante las tecnologías, a este último se le denomina «teleacceso», el cual en nuestra época requiere del internet. Esta información es necesaria ya que el uso del Blackberry se relaciona no sólo con entretenimiento, sino también con la obtención de información.


Fuente: Vainas tecnológicas
El «teleacceso» tiene varias dimensiones. Entre ellas podemos encontrar que la gente participa de la tecnología móvil y que gracias a ella puede mantenerse en contacto con las personas a su alrededor. Asimismo, esta abre y cierra oportunidades y puertas casi con la misma eficiencia, mientras que las innovaciones actuales que se convierten en esenciales lo hacen en detrimento de otros avances tecnológicos anteriores. Es así, que el «teleacceso» altera todas nuestras relaciones con la tecnología. Lo curioso es que mientras que el acceso a las tecnologías se ha ido renovando y aumentando, no se ha estudiado cuánto ha cambiado el «teleacceso»; es decir, el aprovechamiento concreto por las personas de la tecnología para mejorar sus condiciones de vida en cada una de las dimensiones.


Para desarrollar el «teleacceso» es imprescindible un componente: la información, que viene acompañada por el hábito de usarla. La implementación del teleacceso requiere tanto la conectividad, en el contexto pertinente para su máximo aprovechamiento, como la creación de servicios de información relevantes.


De esta manera, podremos entender si es provechoso para los adolescentes poseer un Blackberry y qué tantas ventajas, en cuanto a obtención de conocimiento, trae este aparato, pues no se trata de constatar la abundancia informacional disponible en la Internet o la necesidad de crear infraestructura para acceder a esa información; sino de estimar o intuir qué información puede asociarse al cambio que llamaríamos sociedad de la información. Sin embargo, es probable que las desventajas sean mayores y los adolescentes hagan de este objeto uno no obsoleto sino de existencia banal.


No nos volvamos dependientes pues la cantidad de información que existe en la Internet es ilimitada y a veces insostenible y muchas veces lo único que logra es abrumar y ahogarnos a nosotros mismos. Por ende, la cuestión reside en definir con claridad qué información, y bajo qué circunstancias de acceso, es imprescindible para no sólo los adolescentes, sino las personas en general. No desaprovechemos lo que realmente vale la pena leer o revisar ya que no todos tienen las mismas oportunidades de acceso a las tecnologías que ofrece el mundo intercomunicado, sino sólo los “privilegiados”.